miércoles, 20 de mayo de 2015

Fuera de la psicología... "Los Tulpa"

El tulpa es una supuesta entidad mágica hecha con el pensamiento, según el vajrayāna y, más concretamente, el budismo tibetano.Para los yoguis tibetanos, la formación de tulpas es parte del proceso místico de aprendizaje, mientras que la para la ciencia moderna es fruto de la mera sugestión. 

El tulpa es una construcción mental, un ente místico creado por un acto de la imaginación y de la voluntad, que adquiere consistencia física.Es como un fantasma o ectoplasma formado por un monje o iniciado después de una larga meditación. 


No es una simple visión, sino un fenómeno dotado de consistencia física, que es capaz incluso de emitir olores y sonidos, entre otras cosas.Puede tomar la forma de un animal, un objeto, un edificio, un paisaje o un ser humano.Según los lamas tibetanos, esto es posible porque el mundo, el universo entero, es una simple visión mental y, por lo tanto, no hay ningún fenómeno que no exista si no es concebido por el espíritu humano. 

Indiferencia Social: El niño perdido

Está demostrado que la gente no pone atención sobre lo que pasa a su alrededor. Para comprobarlo, hace algunos años se hizo un experimento en Nueva York, ee. uu.: en la entrada y al interior de una tienda con mucha afluencia se colocaron carteles con la información y la foto de una niña desaparecida. 

Algunas personas se detuvieron a mirarlo, mientras que otras sólo le echaron un vistazo, y hubo quienes ni siquiera lo vieron. La niña estaba adentro de la tienda, con un hombre de apariencia extraña, y aunque la mayoría de la gente no la vio, la que sí la reconoció no intentó ayudarla, siendo sólo tres personas las que se comunicaron con la policía. El estudio comprobó que la mayoría de la gente tiende a pasar por alto muchas de las cosas que la rodean.

Límites de la experimentación : La Prisión de Standford

Éste es considerado uno de los experimentos más antiéticos de la historia. La intención de este estudio fue analizar el comportamiento de las personas en una cárcel simulada, para lo que, en 1971, se construyó un set de cárcel en el sótano de esta universidad, en la que 24 personas, previamente seleccionadas, jugarían el rol de prisioneros o guardias de prisión durante dos semanas.

Los hombres elegidos se adaptaron tan bien a sus roles que, a los pocos días, se empezaron a torturar psicológicamente. Incluso el doctor Phillip Zimbardo, director del experimento, —que además era guardia de prisión—, se dejó llevar por su rol al permitir los abusos a los prisioneros. 

Se ordenó que el experimento se cancelara después de seis días debido a su intensidad, pero logró probar que cuando se le da mucho poder a una persona, puede ir en contra de sus principios

Conformidad, el "camino" a la aceptación... "Conformidad de Asche"

En los años 50, un psicólogo apellidado Asche realizó un experimento muy simple: en un cuarto juntó a varias personas, de las cuales algunas eran actores contratados y sólo una era común y corriente. El ejercicio consistía en mostrarles hojas con rayas de diferentes tamaños y preguntarles cuál era la más grande —obvio a simple vista—, pero los actores contestaban mal a propósito con la intención de confundir a la persona y analizar su comportamiento. 

¿Qué sucedió? El sujeto en cuestión respondió lo mismo que los actores, sabiendo que era incorrecto, sólo para estar de acuerdo con el resto de las personas reunidas. El estudio demuestra que la gente se conforma con lo que opine un grupo con tal de jugar un rol dentro del él, cediendo a la presión social para evitar la crítica y por temor a la equivocación.

Condicionamiento y Obediencia: Experimento Milgram

En 1961, el psicólogo Stanlye Milgram realizó un experimento en la Universidad de Yale. El fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aunque entrara en conflicto con su conciencia personal. Su idea era demostrar que la obediencia puede ser peligrosa y que una persona podría lastimar a otra únicamente porque alguien con mayor autoridad se lo pedía. En el experimento, las personas tenían que jugar el rol de profesor y administrar choques eléctricos a sus “alumnos” por cada mala respuesta.

Después de administrar los choques eléctricos, los profesores podían oír los gritos de dolor —fingidos— provenientes de los alumnos que estaban del otro lado de la habitación. A pesar de eso, muchas personas continuaron con el castigo, ya que el encargado del experimento se los pedía. Muchos estudios similares se han hecho desde entonces, y todos demuestran que la mayoría de la gente está dispuesta a hacer a un lado su moralidad, con tal de obedecer a alguna autoridad.